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El verano es sinónimo de calor, ocio y actividad al aire libre. Sin embargo, también es una de las estaciones que más presiona nuestros recursos hídricos. El incremento de las temperaturas, las olas de calor y el aumento del consumo en hogares, espacios recreativos y zonas turísticas convierten a esta época en un auténtico desafío para la gestión sostenible del agua. En este contexto, adoptar hábitos responsables y estrategias de eficiencia hídrica no solo es deseable: es urgente. Así lo considera la alianza StepbyWater.
Desde el turismo de sol y playa, pasando por el riego de jardines y espacios agrícolas, como en el sector de las piscinas, cada gota cuenta. Y cada actor tiene un papel clave que desempeñar.
El riego representa una de las mayores demandas de agua durante el verano, tanto en ámbitos urbanos como agrícolas. Mantener jardines, zonas verdes y huertos implica un uso intensivo del recurso, que puede y debe gestionarse con eficiencia. Entre las buenas prácticas más efectivas destacan:
Fenacore ha impulsado el proyecto Corenet, una “oficina virtual de riego” que permite a los agricultores gestionar sus parcelas a través de Internet y verificar sus consumos de agua y energía de acuerdo con unos óptimos establecidos.
El turismo, especialmente en regiones mediterráneas y zonas rurales, genera un aumento notable de la población estacional, lo que incrementa la presión sobre los sistemas de abastecimiento y saneamiento. Hoteles, campings, apartamentos turísticos y actividades recreativas al aire libre requieren agua en grandes cantidades: para consumo, limpieza, piscinas, lavandería, restauración, etc. Frente a ello, muchas entidades del sector están adoptando sellos de sostenibilidad hídrica, incorporando tecnologías de bajo consumo y formando al personal en prácticas responsables.
El mejor ejemplo es Paradores, que ha implantado durante 2024 una campaña de consumo responsable del agua en sus sedes para, a través de sencillas y efectivas acciones, hacer un uso responsable de los recursos hídricos. O la Red Española de Albergues Juveniles (REAJ), que cuenta con más de 320 albergues repartidos por toda la geografía española, priorizado la protección y el respeto por el medio ambiente. Algunas estrategias que pueden marcar la diferencia:
Fomentar un turismo que respeta los recursos naturales es también una oportunidad para diferenciar destinos, atraer a un público más comprometido y generar valor ambiental y reputacional.
España cuenta con cientos de miles de piscinas, tanto privadas como públicas. Durante el verano, su uso se multiplica y con ello también el consumo de agua. Una piscina de tamaño medio puede requerir entre 30.000 y 50.000 litros de agua por temporada, sin contar los sistemas de limpieza, evaporación o pérdidas por filtración. La buena noticia es que existen medidas eficaces para reducir este impacto:
Un ejemplo destacado de compromiso es el de la Real Federación Española de Natación (RFEN), que en los últimos años ha impulsado una línea de trabajo para incorporar criterios de sostenibilidad en la gestión de instalaciones acuáticas y competiciones. Su ejemplo refleja una apuesta firme por compatibilizar el deporte con el uso responsable de un recurso esencial como el agua. La RFEN ha promovido campañas de concienciación en clubes, piscinas y eventos, recordando que el agua es parte del entrenamiento, pero también parte del futuro. Su labor refuerza el mensaje de que sostenibilidad y rendimiento no están reñidos.
Todas estas acciones contribuyen de forma directa al cumplimiento del ODS6, centrado en garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible. En los meses de más calor, este objetivo adquiere un carácter urgente y tangible, que interpela a todos los sectores. Desde el deporte hasta la hostelería, desde las administraciones hasta las familias, el verano puede ser una oportunidad para demostrar que el progreso y la sostenibilidad pueden ir de la mano. Hacer compatible el disfrute del verano con el respeto por el agua es posible. Se trata de elegir bien, de planificar con criterio y de compartir una visión responsable del uso del recurso más valioso que tenemos. Gracias a la implicación de actores como la RFEN, a los avances tecnológicos y a una ciudadanía cada vez más consciente, el camino hacia un verano sostenible está abierto. Solo hay que seguir andando… y hacerlo juntos, gota a gota.