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Cada día, miles de fábricas se enfrentan a la misma pregunta: ¿qué hacer con las aguas de proceso? ¿vertirlas cumpliendo normativas, tratarlas para estabilizar la producción o reutilizarlas para reducir consumo y costes? Salher transforma esa decisión en un plan: analiza cada caso y diseña soluciones que convierten el agua en un recurso, no en un problema.
¿Qué se entiende por agua de proceso? Dependiendo de su calidad, el agua interviene en numerosas fases de producción de las industrias: limpieza, enjuagues, CIP, torres de refrigeración y calderas, disolución de materias primas, transporte de productos o generación de vapor, entre otras. Estos caudales se conocen como aguas de proceso. Una vez utilizadas en el proceso productivo su composición varía según el tipo de actividad y uso de la industria, pero suelen contener restos de materias primas, aceites, detergentes o sales disueltas. Por este motivo, requieren un tratamiento adecuado antes de su vertido o reutilización.
El agua de proceso es crítica para la continuidad, la calidad del producto y la sostenibilidad de la industria. Los avances regulatorios en Europa y la presión por reducir consumos y vertidos han acelerado la adopción de tecnologías más eficientes, de estrategias de reúso interno y de economía circular. En este sentido, el Reglamento (UE) 2020/741 sobre requisitos mínimos para el reúso ha reforzado el marco para producir agua regenerada segura y trazable, impulsando estándares de calidad y planes de gestión de riesgos.
Salher diseña soluciones a medida para el tratamiento y la obtención de aguas de proceso, combinando distintas tecnologías de depuración en función de las necesidades de cada proyecto. Desde tratamientos fisicoquímicos hasta sistemas biológicos avanzados, filtración y desinfección, estas plantas están pensadas para lograr una calidad de agua óptima, estable y segura.
En la fase inicial del tratamiento de aguas de proceso se utilizan sistemas de pretratamiento como Taurus, que homogenizan los caudales y eliminan los contaminantes más gruesos. A continuación, se da la fase de coagulación-floculación y flotación por aire disuelto, con los sistemas DAF Vespa o Xcorpio, para eliminar sólidos suspendidos, aceites y turbidez. Una vez estos eliminados, muchas instalaciones industriales incorporan procesos biológicos para eliminar materia orgánica, nitrógeno o fósforo. Para ello, los reactores de lecho móvil (MBBR) responden muy bien a cargas variables.
En aplicaciones donde se requiere un efluente de calidad muy elevada se emplean biorreactores con membrana (MBR) que combinan el tratamiento biológico con filtración en membrana integrada. Estas tecnologías biológicas favorecen la estabilización del proceso, reducen olores y emisiones y permiten preparar el agua para reutilización o tratamientos de pulido posteriores.
Para lograr niveles de calidad superiores con enfoque de economía circular, cuando se requiere la reutilización del agua o un vertido con requisitos muy exigentes, se incorporan membranas de ultrafiltración como las del equipo Maya de Salher o sistemas de nanofiltración que realizan una clarificación fina, reducción de color y materia orgánica disuelta.
En casos en los que se busque un vertido cero (ZLD), la ósmosis inversa actúa como barrera salina y de materia inorgánica, contaminantes, concentración de iones en el agua y microorganismos patógenos. Además, las oxidaciones avanzadas, como ozono y UV, permiten eliminar microcontaminantes, olores o coloraciones persistentes.
Por último, la digitalización del tratamiento de las aguas de proceso juega un papel creciente. Salher destaca en su estrategia de I+D para integrar tecnologías de monitorización remota en sus soluciones modulares adaptadas a cliente.
Industrias agroalimentarias, como la láctea o la industria de producción de bebidas, industrias químicas, como farmacéuticas o textiles, industrias metalúrgicas o industrias de generación de energía, entre muchas otras, pueden beneficiarse de este tipo de soluciones. Cada sector presenta particularidades en sus aguas de proceso y, por ello, el tratamiento debe adaptarse para garantizar la eficiencia operativa.
Un caso de éxito reciente de Salher para el tratamiento del agua de una industria agroalimentaria ha tenido lugar en el norte de Grecia, país donde la empresa tiene múltiples referencias dentro del tratamiento y la generación de este tipo de aguas. En este caso, Salher ofreció un sistema de filtración intensivo para obtener agua de calidad apta para ser empleada en el proceso productivo de una fábrica de encurtidos con excelentes resultados.
Contar con una planta de tratamiento propia reduce la dependencia de suministros externos y refuerza la autonomía y sostenibilidad de la instalación. Además, una vez tratadas, estas aguas pueden reutilizarse dentro del propio proceso industrial, ya sea en sistemas de refrigeración, para limpieza de la fábrica, como riego de zonas verdes, o bien recircularse parcialmente para reducir la demanda de agua limpia durante el proceso productivo.
De este modo, las empresas no solo cumplen con los límites de vertido más exigentes, sino que también ahorran en consumo, costes de gestión y energía, avanzando hacia un modelo de producción más sostenible y competitivo. En definitiva, el tratamiento de aguas de proceso con soluciones Salher convierte un residuo en una oportunidad para la eficiencia y la rentabilidad.