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Movidas por la necesidad de adaptarse al cambio climático, a los retos demográficos y ambientales y a optimizar la gestión de los recursos hídricos, Australia y Nueva Zelanda están dando pasos estratégicos hacia la digitalización del ciclo integral del agua, con la inteligencia artificial (IA) como tecnología abanderada, tal y como cuenta Xylem Vue en este artículo.
Australia y Nueva Zelanda, con marcos regulatorios avanzados y una creciente concienciación sobre la sostenibilidad, están implementando tecnologías digitales para optimizar la gestión del agua potable, el saneamiento, la depuración y la gestión de aguas pluviales.
Cabe señalar, en este punto, que Australia no solo es el continente habitado más seco del planeta, sino que el país tiene uno de los consumos de agua per cápita más altos del mundo, con 493 litros (ONU-Habitat). Por su parte, Nueva Zelanda es un país que cuenta con una abundancia relativa de recursos hídricos. Por ello, la agricultura intensiva, la extracción excesiva de agua para riego, las sequías y la existencia de infraestructuras obsoletas, con el consiguiente desperdicio de agua en fugas, son algunos de los retos a los que debe hacer frente para garantizar un acceso equitativo y sostenible del recurso hídrico. De ahí, que el sector esté sufriendo una profunda transformación con el objetivo de modernizar y unificar la gestión de los servicios de agua potable, aguas residuales y pluviales, a través del programa Three Waters.
En este contexto, la gestión del recurso hídrico, que integra sensores IoT, IA y análisis predictivo, entre otros, más que una opción, emerge como una solución clave para mejorar la eficiencia operativa y reducir los riesgos ambientales. Para Joan Carles Guardiola, Business Development Manager de Xylem Vue en Xylem ANZ, “el tsunami digital en el que estamos inmersos debe ser aprovechado por todas las industrias y sectores; especialmente por el del agua, que puede contar con múltiples herramientas digitales que permiten ayudar a los servicios públicos a mejorar su operatividad y su eficiencia”.
La transformación digital, por tanto, es una herramienta que ayuda a las utilities a optimizar sus operaciones, retener conocimiento, reducir el uso de recursos naturales, mejorar la calidad del servicio y anticiparse a crisis hídricas y eventos extremos como numerosas inundaciones sufridas en el este de Australia durante los últimos años, o las de Auckland en 2023. Algunas de las aplicaciones empleadas para impulsar la transformación digital en la región, están siendo de gran ayuda frente a estos retos:
Estos beneficios son:
No obstante, la transformación digital de las operadoras de agua, de cara a una gestión inteligente del agua, precisa la consideración de tres aspectos importantes:
La integración de IA y mantenimiento predictivo no solo optimiza el presente, sino que prepara a las ciudades para un futuro resiliente ante el cambio climático. En regiones como Queensland o New South Wales, donde los eventos extremos son cada vez más frecuentes, estas herramientas serán fundamentales para anticipar riesgos y garantizar la continuidad del servicio.
Las redes inteligentes de aguas residuales, habilitadas por IA y sensores IoT, representan una revolución silenciosa pero crucial en la gestión del agua en Australia y Nueva Zelanda. Casos como Adelaida, donde se está implementado Xylem Vue para detectar transitorios hidráulicos en su red de distribución, permitiéndoles mejorar su gestión operativa y de activos para reducir el número de incidentes y alargar la vida de las infraestructuras al reducir su estrés, demuestran que el mantenimiento predictivo no solo es posible, sino altamente rentable y sostenible. A medida que las tecnologías avanzan y se reducen los costes, se espera una adopción más amplia que transforme el sistema de saneamiento en un eje central de la gestión urbana resiliente.