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Un estudio realizado por Julie Echeverría Puertas, en el marco de su Trabajo Fin de Máster (TFM) titulado ´Evaluación de la potencial biodegradación de los microplásticos acumulados en humedales artificiales´, revela la alta eficiencia de estos sistemas en la retención de microplásticos (MP) y su potencial para favorecer su degradación progresiva. La investigación, becada por la Cátedra Aguas de Valencia durante el curso 2024-2025, fue dirigida por los profesores Carmen Hernández y Miguel Martín del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Poltécnica de Valencia (IIAMA-UPV), junto a Nuria Oliver, de Global Omnium.
El estudio aborda la contaminación por microplásticos en aguas residuales, centrándose en los humedales artificiales de flujo subsuperficial horizontal, sistemas que imitan los procesos naturales de depuración del agua. Mediante el análisis de la acumulación, composición y degradación de microplásticos retenidos en los sedimentos, Echeverría evaluó si estos sistemas pueden actuar no solo como barreras físicas, sino también como biorreactores naturales capaces de degradar progresivamente los contaminantes.
El trabajo analizó tres humedales artificiales: dos ubicados en la EDAR de Carrícola (Valencia) y uno en el Tancat de Milia, en l’Albufera de Valencia.“Los resultados mostraron una eficiencia de retención de hasta el 98% de las partículas de microplásticos, en función del tipo de sistema y del entorno. En Carrícola predominaron las fibras, mientras que en el Tancat de Milia fueron más abundantes los films”, destaca la autora.
Según explica, el diseño hidráulico y estructural del humedal, la vegetación presente y las características del sedimento (como la porosidad o la granulometría) influyen directamente en la eficacia de retención. Asimismo, la investigadora subraya el papel de la microbiota autóctona asociada a raíces y sedimentos, que puede contribuir a la biodegradación de los polímeros sintéticos. Aunque este proceso es lento y depende de factores ambientales como el pH o la disponibilidad de oxígeno, representa una vía prometedora hacia soluciones sostenibles para mitigar la contaminación por microplásticos.
Los resultados abren la puerta al diseño de humedales artificiales optimizados según el tipo de contaminante predominante en cada entorno, potenciando su capacidad como infraestructura verde para la depuración y restauración ambiental. “Los humedales artificiales pueden desempeñar un papel clave no solo en la eliminación de microplásticos, sino también en su degradación, ofreciendo una solución sostenible frente a este desafío global”, concluye Julie Echeverría.