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Francisco Vallés, investigador del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València (IIAMA-UPV), ha sido una de las voces expertas más activas en el análisis de las causas y consecuencias de la DANA que el pasado 29 de octubre provocó graves daños materiales y pérdidas humanas en la provincia de Valencia. Su participación más reciente ha sido relevante en diversos ámbitos: desde su intervención en la mesa redonda ´Predicció matemàtica, pronòstics meteorològics, modelització de fenòmens
atmosfèrics extrems´, organizada por Acció Cultural del País Valencià (ACPV), hasta su colaboración como perito experto en el Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja, que investiga la gestión de dicha emergencia.
El modelo hidráulico desarrollado por Vallés ha sido destacado en el documental ´El día de los 700 litros´, emitido por Radiotelevisión Española, y ha servido de base para diversos reportajes en medios de referencia como El País y Levante-EMV.
En el marco de su labor investigadora, Vallés desarrolló un innovador modelo hidráulico que permitió mejorar la búsqueda de personas desaparecidas tras la DANA del mes de octubre. En concreto , es un modelo hidráulico aplicado al Barranco del Poio, desde su cruce con la autovía A-3 hasta su desembocadura en el Parque Natural de La Albufera. El estudio incluye también las cuencas de los barrancos del Gallego, Horteta, Pozalet y Saleta, con el objetivo de comprender la dinámica del flujo en toda la zona afectada.
Para su elaboración, el investigador utilizó la cartografía oficial del Instituto Cartográfico Valenciano (ICV), los datos de lluvia registrados por AEMET y AVAMET, así como los registros de la estación de aforo de la Confederación Hidrográfica del Júcar situada en Ribarroja, aguas abajo del cruce del barranco con la A-3. “Este modelo simula la trayectoria del flujo desbordado desde un punto de origen hasta su desembocadura, estimando variables clave como la velocidad del agua y la altura alcanzada. A partir de esta información, se calcula la potencia hidráulica del flujo, un parámetro fundamental que indica su capacidad de arrastre”, explica el profesor Vallés.
Gracias al cruce de esta información con las trayectorias del flujo, es posible estimar dónde la corriente pierde fuerza y puede depositar los elementos que arrastra, algo esencial en operaciones de búsqueda y rescate. “Se ha establecido un umbral de potencia hidráulica del flujo por debajo del cual se supone que la corriente ya no tiene capacidad de arrastre suficiente”, añade el investigador. Este desarrollo representa una herramienta innovadora para la gestión de emergencias, ya que permite mejorar significativamente las labores de localización de personas desaparecidas y contribuye al diseño de estrategias preventivas más eficaces ante fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes como consecuencia del cambio climático.
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