30 de agosto, 2021
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En el marco del proyecto MACCLIMA, el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) estudia la previsión de las alteraciones a las que podrían verse sometidas las plantas desaladoras de agua de mar debido al cambio climático en este siglo. Los principales retos identificados en el estudio son: la necesidad de pretratamientos intensivos, el incremento del consumo energético y el riesgo de cortes de suministro.

Todos estos resultados obtenidos permiten, además, incrementar el conocimiento existente dentro de las líneas de I+Den las que se trabaja desde la plataforma DESAL+ Living Lab y, más concretamente, desde el proyecto E5DES, acrónimo de ´Investigación e innovación hacia la excelencia en eficiencia tecnológica, uso de energías renovables, tecnologías emergentes y economía circular en la desalación´, cofinanciado al 85% con fondos FEDER en el marco del Programa MAC 2014-2020 (MAC2/1.1a/309).

Desde el Departamento de Agua del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), tras una detallada caracterización de los elementos y procesos que conforman el ciclo industrial del agua, se ha realizado un análisis de los posibles impactos del cambio climático sobre la infraestructura de desalación existente en Canarias, a medio y largo plazo.

Para obtener las tendencias de variaciones climáticas, se han tomado como referencia las denominadas ´Trayectorias Representativas de Concentración´ (RCP, del inglés Representative Concentration Pathways) definidas en 2014 por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (en adelante IPCC por sus siglas en inglés), según dos escenarios futuros de emisiones de gases de efecto invernadero: nivel intermedio (RCP 4,5) y nivel muy alto (RCP 8,5).

Al relacionar estas variaciones climáticas con el proceso industrial de desalación que se explota en Canarias, donde comúnmente se utiliza el pozo playero para alimentarse de agua de mar y hay muy pocas instalaciones con toma abierta, se observa que los cambios en cuanto a la temperatura, pH y salinidad en la superficie de la masa de agua no son significativos para pensar en riesgos directos a corto plazo y, por tanto, la necesidad de establecer medidas de adaptación estarían dirigidas al medio y largo plazo. Según las variables climáticas analizadas, se podría alcanzar un descenso de 0,24 unidades en los niveles de pH y un aumento de hasta 4,3 grados de temperatura en el escenario menos favorable (RCP 8.5), de aquí a 2100.

El aumento de la temperatura, tanto ambiental como del océano Atlántico, unido a otros factores antropogénicos, puede provocar una mayor exposición al biofouling o ensuciamiento por incrustación de materia orgánica en las membranas de desalación. Este fenómeno y su vinculación al cambio climático podrá ser analizado con mayor detalle, en relación a la pérdida de eficiencia en la permeabilidad de las membranas y el aumento de los costes de explotación, ya que las plantas desaladoras podrían verse obligadas a acondicionar sus pretratamientos.

Otro de los retos analizados ha sido el incremento en la demanda de agua, como consecuencia del aumento de las temperaturas medias, los cambios en el régimen de precipitaciones y el aumento en la frecuencia de olas de calor. Este volumen creciente en las dotaciones de agua desalada derivará en un aumento en las necesidades de inversiones, aportes energéticos e incremento en los costes de producción. Otro de los factores a tener en cuenta es el aumento del nivel del mar, que previsiblemente podrá alcanzar hasta 60 cm en la vertical por encima del actual nivel a finales del siglo XXI. Dado que las infraestructuras de desalación se encuentran habitualmente cerca de la costa, este efecto podría derivar en inundaciones frecuentes en la línea del litoral causando daños en los sistemas de captación, las instalaciones eléctricas e hidráulicas, así como en las propias edificaciones. También los fenómenos climatológicos extremos (tormentas tropicales, lluvias torrenciales, temporales marítimos) podrían ocasionar daños físicos a las infraestructuras ubicadas en la costa. Daños ocasionados por inundaciones o deslizamientos del terreno, tanto en la toma de agua de mar, como en la infraestructura en tierra de la planta, aparamenta eléctrica, bombeos y depósitos, podrían derivar en la interrupción temporal del suministro de agua.

MACCLIMA es el acrónimo de ´Sistema de observación meteorológica y oceánica como herramienta para el fomento de la resiliencia y adaptación al cambio climático en el espacio de cooperación´, proyecto cofinanciado por el Programa de Cooperación Interreg MAC 2014-2020 y que opera en los territorios de Canarias, Madeira, Mauritania, Senegal y Cabo Verde a través de un consorcio liderado por el Consejo Insular de la Energía de Gran Canaria y entre cuyos socios se encuentra el ITC.

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